Día a día estamos expuestos a virus que pueden afectar gravemente nuestra salud. Debido a la diversidad y características de los virus, estos microbios son difíciles de tratar y muchas veces deben ser controlados por el sistema inmune, extendiendo el tiempo de recuperación. Si bien un gran número de virus infectan al hospedero de manera aguda (infección transitoria), algunos virus infectan al hospedero de manera crónica persistiendo en el individuo por el resto de su vida.
El interés principal de nuestro laboratorio de investigación es identificar, caracterizar y contrarrestar la acción de moléculas que permiten a algunos virus infectar de manera crónica al hospedero. Estamos particularmente interesados en el estudio de virus de la familia herpes, principalmente aquellos que afectan las mucosas, como el virus herpes simplex-2 (HSV-2). Este virus persiste en el hospedero en un estado de latencia, caracterizado por reactivaciones sintomáticas (lesiones cutáneas) o asintomáticas (sin lesiones) que producen patología y promueven su diseminación. Actualmente, HSV-2 infecta alrededor de 500 millones de personas en el mundo y no existe una vacuna para prevenir su infección.
Las líneas centrales de investigación de nuestro laboratorio son:
Los virus pertenecientes a la familia Herpesviridae, tales como herpes simplex (HSV-1, HSV-2), virus varicela zoster (VZV, HHV-3), Epstein Bar (EBV, HHV-4), cytomegalovirus (CMV, HHV-5) y el virus de sarcoma de Kaposi (KSV, HHV-8) tienen la capacidad de infectar al hospedero de manera crónica, manteniéndose en un estado de latencia que puede resultar en reactivaciones esporádicas y enfermedad. La capacidad de estos virus de co-existir con el hospedero implica la evolución de mecanismos de evasión de la respuesta inmune por parte de estos microbios y el desarrollo de capacidades que les permiten persistir de manera crónica en el individuo.
Los virus herpes simplex (HSV-1 y HSV-2) infectan a un gran porcentaje de la población y su incidencia se ha visto particularmente incrementada en las últimas décadas en países desarrollados. En EE.UU, la prevalencia de estos virus en la población se estima en 60% para HSV-1 y 20% para HSV-2. En algunas regiones de África la HSV-2 alcanza prevalencias de hasta 70%. Luego de un episodio primario de infección, HSV se resguarda de manera latente en células neuronales del hospedero para reactivarse posteriormente en condiciones de exposición a luz ultravioleta y baja inmunidad como resultado de inmunosupresión, envejecimiento y estrés, entre otros. Actualmente, HSV es la primera causa de ceguera de origen infeccioso y puede producir encefalitis con alta mortalidad en neonatos. Sin embargo, los síntomas clínicos más comunes producidos por HSV son úlceras en las mucosas. Sorprendentemente, la mayoría de las recurrencias por HSV-2 suelen ser asintomáticas, promoviendo la diseminación silenciosa del virus en la población. Además, recientemente, se ha demostrado que la infección por HSV-2 incrementa hasta cuatro veces el riesgo de contraer HIV, lo que sugiere que HSV podría modular la susceptibilidad del hospedero a otras infecciones.
Los virus herpes simplex poseen genomas grandes de alrededor 150.000 bp (>80 genes) que codifican un gran número de factores de virulencia para evadir la respuesta antiviral del hospedero. Estos determinantes virales permiten al virus eludir la función del sistema inmune, contrarrestando entre otros la acción del complemento, la efectividad de anticuerpos e interfiriendo con el reconocimiento de células T.
Si bien el tratamiento con Acyclovir (análogo nucleótido) reduce la patología producida por HSV-2, así como la transmisión del virus desde individuos afectados hacia individuos sanos, este fármaco no erradica por completo el virus del hospedero. Por ello, es importante desarrollar estrategias que prevengan la infección con este virus, o bien promuevan la eliminación eficiente del patógeno una vez que la infección ya ha ocurrido. Recientemente, fases clínicas orientadas al desarrollo de vacunas contra HSV-2, basadas en subunidades proteicas (Chiron, GlaxoSmithKline), obtuvieron resultados insatisfactorios en estudios clínicos fase 3. Si bien estas formulaciones generaron el desarrollo de anticuerpos neutralizantes contra el virus en los individuos vacunados, la efectividad de la vacuna no superó el 20% de protección. Estos resultados desalentadores evidencian la complejidad de la infección por HSV, así como la necesidad de desarrollar nuevas alternativas para combatirlo. Por ello, estamos interesados también en explorar nuevas estrategias orientadas a la prevención de la infección producida por HSV-2.